Acabo de entrar a la casa de Hiram, y no hay nadie. Me pongo en mi laptop a escribir. Me he bajado unas cancioncitas nuevas, y aprovechando que estoy solo, le doy “play”.
Hoy día, siguiendo las fieles instrucciones de Hiram, mi anfitrión, agarré el bus con la idea de pasear por las calles, las avenidas, los bulevares, las aceras y los parques del centro de la ciudad de Guatemala.
Envié un SMS a María del CouchSurfing preguntándole: “…ahorit voy al zocalo darm 1 a vuelta.T apuntas?” me contestó que si pero preguntó “Que zócalo?” le envié otro mensajito: “El de Guate. El parq central dnd esta el palacio, la catedral y los junkies…”.
Llegando al centro, me metí al mercado ubicado detrás del la catedral. Un mercado muy bonito con todo tipo de frutos, verduras, carnes pescados, comedores donde los guatemaltecos disfrutaban de sus meriendas, hierbas de todos los colores, aromas y olores.
Algo que siempre me encantó de los mercados es la diversidad de los olores. Unos olores te llevan a tierras muy distantes, otros te trasportan a tu más tierna infancia, unos te recuerdan gente querida y amada, mientras identificas unos nuevos que no has olido antes.
Me comí una taza de fruta, y mientras en México me lo darían con limón y chili, aquí el condimento es limón, sal y pepita de girasol en polvo. Muy sabroso la mezcla de piña, papaya, manzana, melón y plátano con su aderezo de Guate.
En otra parte del mercado tenían mucha artesanía, jarras, tazas de barro, piezas de cuero , decorados de bodas y muchas prendas de ropa. El martes, estuve en un museo de artesanía y aprendí el significado de los dibujos que decoran las vestimentas típicas. Hoy, deambulando por los pasillos del mercado miraba las ropas con una nueva y enriquecida perspectiva.
“…the truth is lost beyond this lonely carousel…” - Sigue Rodrigo Leão con su “Lonely Carousel”
María me llama y me indica que está llegando al zócalo. Voy a su encuentro y la saludo. Me presenta 3 de sus amigas (Ana, Alejandra y Pilar) y juntos vamos a echar unas cervecitas al Restaurante El Portalito, en el Pasaje Rubio.
Me tomé una “Moza” que es una cerveza de grifo. ¡Hace mucho tiempo que no me tomo una caña del barril! Que rico que rico! María me platicó que Lito, el encargado de la Finca de Las Lisas me extraña.
Un trío de músicos se ponen a tocar Marimba con una batería y un instrumento de percusión que es como un xilófono de madera. Pilar, una de las amigas de María reconoce una de las canciones y con una sonrisa dice “Lagrimas de Telma”.
Detallaba a María que a noche estuve al ladito del restaurante Portalito, en la placita llamada “Las 100 Puertas” con Camelia, una pequeñita guatemalteca pero con un enorme corazón y muchísima alegría. La placita tiene muchos bares, Camelia y y nos metimos en uno que se llama “La Luna”. Justo cuando llegamos se escuchaba Joaquín Sabina “Tanto la quería, que tardé en aprender a olvidarla…” y luego asistimos a un chico tocando una guitarra española y cantando canciones muy bonitas. Conocí Camelia a través del CouchSurfing y como tenemos muchas similitudes, pasamos una velada de veras divertida. Me ensenó muchos modismos de su país que los tengo apuntados en una servilleta. A continuación, Camelia y yo nos sentamos en un sitio árabe a fumar shisha. Como en Guate es prohibido fumar en los bares nos tuvimos que fumar la pipa en la calle. Estaba muy buena pero como hacia mucho viento apenas nos quedamos un ratito.
Las amigas de María eran todas simpáticas y muy divertidas y cuando salimos del Restaurante nos fuimos a dar otra vuelta al mercado. Intentamos entrar al Palacio Real pero como tenía que pagar lo dejamos para otro día.
Antes de irse, María me preguntó si yo quería ir mañana a ver su Albergue Canino. Le dijo que “Claro que si, tia!”
Hiram acaba de entrar “Hola Paulo”
Ciao 4 now
~ Paulo ~
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