Otro día más, una discusión más. Gaby y yo contamos el total de huéspedes en la finca y nos pusimos a preparar los trastos para servir la cena. Nos faltaban varios recipientes para servir la ensalada y Carlos, el dueño entra y grita: “¡Yo no busco problemas, yo busco soluciones! - mientras saca una bacía azul feísima que parece la bacinilla que mi abuela tenia debajo de su cama para orinar – ¡poner la ensalada aquí!” Gaby me mira y nos descojonamos como locos.
“Chris, el alemancito pasa el día haciendo sus maripositas de hilo y no quiere líos, así que no lo molesten.” - dice Gaby.
Esta tarde encargaron a Daniel, un trabajador de la Finca, que nos trajera leche. Tenemos capacidad para 50 personas y cuando uno hace cualquier pedido, leche en polvo por ejemplo, uno trae una o dos botellas enormes de las de 2000 miligramos.
Pues resulta que dos horas después Llega Daniel en la lancha con un botecito de 300 miligramos de Leche. Gaby lo mira y sé que le quiere llamar de payazo pero se contiene. Gaby me contó que el otro día le pidieron Granola. Una vez más, suelen comprar cajas enormes, pero ¿adivinen que trajo Daniel? Barritas de desayuno con Granola.
¿Y la vez que le pidieron espaguetis Carozzi? Trajo el más barato de la tienda, marca Ina que se deshace todo, no tiene sabor y es malísimo.
Pero Daniel no es tonto, sino un nativo Quek’chi. Los Quek’chi por naturaleza son un pueblo muy sencillo y debido a sus condiciones precarias suelen comprar las cosas más baratas para sus familias. Es más, su dieta consiste básicamente de arroz con frijol.
De hecho, me acuerdo el otro día que Rocío, una voluntaria del Proyecto Ak'tenamit, me contó que comen todos juntos y que las 3 comidas del día son eso: arroz con frijol. La encontré en Livingston buscando desesperadamente verduras.
Hoy día, durante la cena, también me lo confirmó Carlos, pues cuando las cocineras empezaron en la finca no sabían preparar nada más que arroz con frijol. Es más, la mayoría no sabe leer ni escribir entonces, es un riesgo y una grande aventura encargar a un nativo que nos traiga algo.
Pero Daniel también se enfada, ¡y mucho! El otro día Carlos le demandó explicaciones acerca de su trabajo, pues estaban muy retrasados en el taller de carpintería. Daniel se altera y le rebate: “Yo no soy lanchero, soy carpintero. Mi trabajo no es hacer viajes.”
Tenemos una cuerda en la cual los turistas se cuelgan de ella y se avientan al rio tipo Tarzan. Esta tarde, una chica se tiró de la cuerda y se rozó fuertemente en el muelle antes de caerse al rio. Cuando volvió a tierra firme, tenía un moratón enorme en la nalga derecha y una teta al aire. Martin fue el primer en darse cuenta y se reía: “Mira la teta!”. Me volteé y al ver el pezón derecho así suelto le dije: “Chiquita, ¡que escondas esa teta en el sujetador!”
Pues sí. ¡Día de desastres en la finca!
No es mi intención quejarme de mis anfitriones benevolentes, no. Apenas registro los sucesos graciosos que ocurren a diario en este local. Es decir, si hay desastres en vuestros hogares pues acordaos que en esta casa también.
Ciao 4 now
~ Paulo ~
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