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Friday 14 August 2009

JUGUETES

Carlos, el jefe, vuelve hoy a la Finca. El llamó a Gaby ayer y le dijo que comprara un teléfono móvil para ella. Un par de horas después, meneando su trasero y portando una enorme sonrisa, me ensenó su compra: Un Sony Erickson con camera y tarjeta de memoria. Me pidió que le pusiera música latina.

Tengo el ultimo de Nigga (gracias a Juliana!) así que le transferí las canciones solicitadas a su celular. Durante el resto del día de ayer, siempre que me cruzaba con Gaby, le veía con su móvil y audífonos, como una niña con su nueva barbie. Riéndome, le decía: “No te aguaaanto con tu celular de 3 mega pixeles. ¡No te aguanto mujer!”

La verdad es que todos nos portamos igual. Podemos estar contentísimos con nuestras vidas sencillas pero cuando nos compramos un aparatito nuevo o se nos regala alguien algo, es como si volviéramos a nuestra infancia una vez más. Un niño con un juguete.

Me acuerdo de cosas nuevas que me he comprado o incluso de amigos exhibiendo sus cositas nuevas con orgullo inocente:

Yo con mi netbook de 10 pulgadas con su camera y su micro y su etc, etc. El PC portátil más chiquitín y más liviano de mi vida. El PC en el cual escribo estas palabras.

Mi amigo Jorge con su aparato de hacer ejercicio. Un día, con un brillito en su mirada, me explicó cómo funcionaba el chisme. Intentaba convencerme que uno no tiene que hacer ejercicio para perder la barriguita cervecera. ¿Seguirá usándolo o lo ha guardado en su sótano?

Mi amigo Pedro con su nueva webcam para poder tener s.xo por internet con su amada de Portugal. Una noche, se acerco y apenas portando unos shorts con un bulto (¿de felicidad?), me suplicó “Paulo, por favor, préstame tu camera para una emergencia. Mi hermano me robó la mía.” Le di la webcam y se va corriendo a su habitación. Sabiendo sus intenciones, le grité: “Límpiala antes de devolvérmela.”

Carlos con su nueva lancha. Se fue de vacaciones durante una semana pero se llevó las llaves del barco, para que nadie lo sacara de paseo.

Etc, etc.

Esta mañana, Gaby perdió el celular en el agua. Se encontraba en la lancha, y asomándose para desamarrar la soga del muelle, cuando de repente sintió como se le caía el teléfono a las aguas verdes y turbias del rio. Un par de burbujas después y el aparato se perdía para siempre.

Con sus ojos casi llorando me contó el suceso. Me decía, “Lo tengo que reponer lo cuanto antes. Si tu jefe se entera que perdí el celular, pensara que soy una irresponsable y que no cuido de las cosas. ¿Qué hago qué hago?”

Decidió irse a Livingston a comprar un nuevo, después se pasaría a recoger a Carlos.

Unas 4 horas han pasado desde que se fue. Una lancha acaba de llegar a la Finca. Sé que es Carlos pues escucho la vocecita de Gaby: “¡Como nooooo mi amorcito, claaaaaaro que sí, mi vida!”

 

Ciao 4 now

~ Paulo ~

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