CHOCOBANANO

Sentado en el muelle delante del Restaurante Buga Mama, Livingston, Guatemala. A mi lado se encuentra Martin, el hijo de Carlos, mi patrón y dueño de la Finca Tatin. Estamos robando unos rayitos al sol generoso y, en un silencio iglesiatico, disfrutamos de una golosina guatemalteca sabrosísima:

Chocobanano: un plátano/banano cubierto de una fina capa de chocolate con un palo en el medio. Le meten al congelador por unas horas.

Carlos nos trajo esta mañana de lancha, Martin para ayudarle con la compra, yo para hacer mis recados. Llevé una pantaloneta que me quedaba grande a la costurera. Me cobrará 5 Qz por el arreglo.

La receta para el chocobanano es tan sencilla y el resultado magnifico. Cuatro quetzales me han costado los dos.

Vengo a Livingston una vez a la semana para pasar un par de horas en internet, contestar mis emails, actualizar este blogito, mirar las tiendas y caminar por las callejuelas de este pueblo Garífuna, tan distinto del resto de Guatemala.

Me he tragado mi chocobanano ya, Martin sigue luchando. Lo tiene que terminar antes que el sol derrita el chocolate.

Cada vez me gusta más este pueblo, me siento como parte de la comunidad. Basta subir el malecón y me reconoce la gente. Me dicen “¡Finca Tatin!” con respecto.

Martin lo ha terminado. Me mira con una sonrisa repleta de chocolate. ¡Límpiate la boca chavalito!

Avistamos al padre de Martin, acercándose en la lancha. Ya nos toca volver a la Finca.

Hay momentos que uno extraña muchísimo el primer mundo, Europa. Este definitivamente no es uno.

Ciao 4 now

~ Paulo ~