Me encanta descubrir los sitios más insólitos en donde he vivido. Esos sitios conocidos apenas por unos o completamente olvidados por la gente. Donde habita el olvido, como cantaría Joaquín Sabina.
En Barcelona, conocía una placita oculta llamada Plaza San Felipe Neri donde los soldados solían fusilar a los guerrilleros durante la sangrienta guerra civil española. Aun se puede ver las abolladuras y huecos en la fachada de una iglesia barroca, el resultado del impacto de tantos disparos. Es un sitio que además de tocar el corazón de uno, también sirve de recuerdo para que jamás olvidemos las atrocidades cometidas durante los conflictos armados.
Ya en Londres, hay una cueva con olor a húmedo y viejo con banquitos y barriles que hacen la vez de mesa. Decenas de velas blancas esparcidas por las paredes y mesas substituyen la electricidad y dan a la cueva un poco de ambiente. Los dos empleados sirven más de 100 vinos directamente del barril y para acompañar, unos quesos buenísimos. El sitio ideal para esos encuentros clandestinos y románticos de media tarde. Afuera, las aglomeraciones de ingleses y turistas bajan y suben la calle ignorando por completo un pequeño letrero anunciando el sitio “Gordon’s Wine Bar”.
Asimismo, cerquita de Ámsterdam, Holanda, hay un lago tranquilo con playa y dunas de arena blanquísima, donde casi nunca hay nadie. A menos de 300 metros esta la carretera principal frecuentada por miles de coches de camino a la playa de zandvoort que llega a abarrotarse de gente que casi no hay sitio para que uno ponga su toalla. De veras, ¿donde preferís estar?
En Guatemala, existen miles de sitios desconocidos (o olvidados) incluso por los chapines. Sigo en la Finca Tatin, Livingston y hoy día, después de la comida, decidimos asomarnos al Rio Lámpara con la esperanza de encontrar un manantial y una cascada, que según los que la habían visitado, era pequeña pero divina.
El Rio Lámpara es un brazo del Rio Dulce, y igual que su hermano mayor, cuenta con varias familias indígenas como inquilinos y varios cayucos cruzando sus aguas. A una primera vista los dos ríos parecen iguales, no obstante no lo son. Mientras que en Rio Dulce hay un montón de lanchas, yates y cayucos pa arriba y pa abajo, el Lámpara nos dio la bienvenida con sus aguas limpias e inmóviles. Subiendo su caudal, mirando a los lados, nos deparamos con márgenes vacías y verdes y fue imposible no llenarnos de una sensación de paz y tranquilidad.
Llegamos a una zona donde el barco, debido a la poca profundidad, no podía avanzar más y nos bajamos de la lancha y empezamos la caminata hacia la cascada.
Veinte minutos después llegamos a nuestro destino. Una cascada chica pero muy hermosa.
Éramos los únicos visitantes, así que inmediatamente nos quitamos la ropa y nos tiramos a las aguas cristalinas.
Este sitio esta como olvidado pues sé muy bien que no vienen tours organizados ni está en las guías turísticas, así que empezaré a traerle visitas, no obstante tengo que asegurarme de no contaminarlo con mucha gente (¿Os diste cuenta de lo que pasó con el Lago Atitlan?)
Asi que “Shhhhh …¿podéis guardar un secreto?...”
Ciao 4 now
~ Paulo ~
hola paulinhoo ya me estabas preocupando,no sabia nada d ti...pero bueno ya vi en las fotos q estas perfectament o como me decias perfestoo jejeje ;)ahora estoy en barcelona llegue hoy es q el miercoles hago lo d mi nacionalidad y todos esos rollos q tu ya sabs d lo emigrants jeje y regreso el 16 a madrid ya q mi mami c va a Ecuador...buenooo ya me diras algo y estoy contnta y ahora mas tranquila d q t encuentras chevere.
ReplyDeleteun bechito grand
Juliana L.
paulitoooo, where are you????? da señales xavalito, señales de humo o lo que sea!!!
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